
05 Jul El Sistema de Orquestas y sus núcleos.
En el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela tenemos 442 núcleos. Todos los días hay actividad musical. Son aproximadamente un millón de niños niñas y adolescentes que ahí se forman. Ellos integran más de 1.681 orquestas y 1.389 coros infantiles y juveniles.
Mis primeros años dentro del sistema.
Yo empecé en la música a los 5 años de edad con el piano, en el Colegio Integral Para las Artes Judith Jaimes. A los 16 años me integré a la población que conforma el sistema de orquestas.
Recuerdo que mis primeras clases en el núcleo fueron de flauta. Era más sencillo escoger algún otro instrumento para entrar en la orquesta y fue ése el que elegí. Progresé rápidamente, ya que conocía la teoría musical.
Meses después empecé a tocar en la en la Orquesta Sinfónica Regional Juvenil de Edo Mérida. No pasó mucho tiempo antes de que me integrara con el piano (mi instrumento principal) en las obras que lo ameritaban. Poco a poco logré convertirme en la pianista de la orquesta. Esto me llevó a otra orquesta, y así sucesivamente.
Cosas que aprendí.
Tocar en la orquesta ha sido para mí un incentivo para mantenerme siempre estudiando. Algo que nos hacía estudiar muchísimo en aquella época era las audiciones cada tres meses. Apenas se estaba formando la orquesta regional. Así se definía si uno era principal de fila, asistente o cualquiera de los otros niveles subsiguientes.
Los que quedaban en la orquesta iban a los seminarios. Eran como un campamento de estudio durante las vacaciones. Por lo general duraban dos semanas, siempre en un sitio agradable. Allí vemos clases del instrumento, talleres y ensayos. Nunca fue un sacrificio tocar por horas. Al contrario, una diversión.
Qué me gusta de ser parte de una orquesta
Me gusta de la orquesta la camaradería que hay dentro de las filas. Las secciones, son grandes familias que se subdividen. Por ejemplo, si bien la cuerda es una familia, cada fila, como los violines, las violas, los cellos y los contrabajos, tienen una personalidad diferente. Lo mismo pasa en los vientos y en la percusión. Cada uno inclusive adopta una actitud muy semejante a las características del instrumento que toca.
Es como si hubiera una sincronía entre los instrumentos, la fila, la orquesta y el director. Inclusive pareciera que como por arte de magia la orquesta se comprende a ella misma. Es como si realmente demostrara lo que es la conciencia colectiva. Todos pensando juntos y concentrados en el mismo objetivo, que es tocar ese segundo de música que está pasando. A veces pareciera tan natural como un cardumen de peces o una bandada de pájaros en el aire.
Aprender a tocar dentro de la orquesta y a seguir al director es un reto, especialmente para el pianista. Normalmente estamos acostumbrados a ser más autosuficiente con el instrumento. Pero yo, sinceramente ya me siento parte de ella. No cambiaría mi actividad orquestal por nada.
La orquesta inculca valores muy importantes para la vida. Nos enseña el trabajo en equipo. También nos enseña que la constancia y la disciplina rinden sus frutos. Y lo más importante, que todos somos valiosos, desde el personal obrero hasta cada secretaria o estudiante. Que todos debemos ser tratados con respeto.
Mi cotidianidad.
Hasta el día de hoy sigo trabajando en este proyecto; dando clases, acompañando otros instrumentos, en grupos de cámara y tocando partes de piano en las orquestas. Toco muy seguido con la orquesta Juan José Landaeta en la ciudad de Caracas. Otra actividad interesante en la que participé fue este mes en el Festival Internacional de Composición. Allí interpretamos, en grupos de cámara, muchísimas obras nuevas de compositores venezolanos y de todo el mundo.
Siento el sistema de orquestas como un refugio que transforma nuestra cotidianidad. La música es un oficio maravilloso. Y para los niños y jóvenes es más divertido estudiar un instrumento. Sobre todo cuando pueden tocar con mínimo 80 músicos más, todas las tardes de su vida. Es casi inexplicable la emoción que siente un joven al salir del colegio y correr a su núcleo a las clases y ensayar con la orquesta. Eso nos llena a todos de satisfacción.
Siempre agradecida
Estoy profundamente agradecida con el maestro José Antonio Abreu, por haber dado a luz este proyecto y llevarlo a esta magnitud. Él cumplió su sueño de que en cada rincón del país hubiera una orquesta donde tocar.
Muchos músicos agradecemos la motivación de un nuevo concierto. Agradezco saber que dentro de los suburbios de la ciudad, hay un lugar tranquilo al que siempre puedo llegar a estudiar mi instrumento. A estar conmigo misma y a compartir con otras personas la misma alegría.
Me llamo Caribay, que significa hija del sol y de la luna. Vivo en Caracas.
Me encanta comer bien y a cada rato, así que cuando estoy en casa siempre termino en la cocina.
Soy pianista y cantante. La música es mi oficio. Es el canal por el cual me relaciono con mi entorno, me conozco mejor a mí misma y le doy forma a mi diamante interno. No ha sido fácil, pero el esfuerzo es lo que nos hace crecer.
Me gusta dar clases y ver a los jóvenes desarrollarse y participar de su realidad.
La música me inspira a construir un ambiente de armonía y respeto con mis semejantes y con la naturaleza.
Amo lo que hago, y me siento afortunada por ello.
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